Eterna Roma en su legado y mi corazón

jueves, 13 de junio de 2013

¿Frío?

Doy vueltas a tantas y tantas palabras y descripciones sobre mi persona... Ha habido tantos calificativos: visceral, sociable, impetuoso, solidario, todo corazón, ausente, testarudo, solitario, egoísta, monstruo... Lo curioso de todo, es que me catalogan a veces de formas tan opuestas; aunque el calificativo que más me ha llamado la atención es "frío". Si rara vez lloro frente a alguien y prefiero reservar mis lágrimas para la oscuridad, ¿me convierte eso en alguien frío? ¿Por qué quieres conocer el sabor de mis lágrimas? ¿Por qué nunca se me ofrece tiempo para ablandar mi muro? ¿Por qué ese muro pretende ser escalado y nadie llama a la puerta? Nadie pregunta por mi corazón en verdad. ¿Por qué hablar de él? ¿Qué quieren que les diga? ¿Quieren que les cuente que el paradigma del temperamento y el vigor también necesita un abrazo de cariño? ¿Que precisa un hombro en el que apoyarse o un oído que le escuche? ¿Creen que no soy humano?
Siento rabia... Rabia porque el mundo parece sentirse débil ante alguien que no se deja doblegar, que no da signos de flaqueza. Rabia porque inspirar temor es un cáncer que te aísla y te mata día tras día. Rabia porque nadie "lee entre líneas", que nadie entiende lo que se quiere transmitir. Rabia porque el mundo no siente empatía por nada ni nadie. ¿Cuántos los hay con menos fortaleza que yo y callan lo que sienten aún más? ¿Cuántos se sienten tan sólos? Besos vacíos, abrazos que no llegan... No basta con un gesto muerto. Calor. Calor fraternal puro y cariño del que arropa y te cuida. Amor del que no pregunta, del que actúa. Amor puro. Ese amor que llega océanos con la gota más minúscula, y no de ese supuesto amor que espera ser recompensado con ríos y mares con una simple lluvia espontánea en un día de Sol. Amor del que llega en las noches oscuras y las tormentas más enbravecidas.
Si soy frío, volved a llamármelo...

1 comentario:

  1. Frío, ¿eh? Creo que se te podría cualificar de muchas maneras, pero no de esa. Sientes rabia porque la gente sea incapaz de empatizar, y yo tristeza por su necesidad de juzgar.
    Me parece que hablamos de cosas diferentes cuando hablamos de que no son capaces de leernos y cuando decimos que no se molestan en tratar de empatizar. Sin embargo ¿Cómo puede alguien que no se molesta en leer entre líneas pararse a pensar en los demás? Hace tiempo que hablo de una carencia de "humanidad". Estamos en una época (quiero pensar que transitoria, llámame utópica) en la que prima el individuo. Nos enseñan a ser egoístas prácticamente al nacer, nos enseñan a usar etiquetas, el interés y se olvidan de la moralidad, la caridad y la compasión. Nos hemos olvidado de que todos tenemos algo en común: que somos humanos. Pero voy a alejarme de estas arenas movedizas que me llevan sin quererlo a temas políticos.

    Amor, esa palabra que citas y que tanto adoro. Esa es otra de las cosas que todos los humanos buscamos, pero que no todos están dispuestos a dar. Sé y comprendo cómo te sientes, pero tengo que pedirte que sigas siendo de esas personas dispuestas a entregar (siempre a tu modo, parezca o no frío) cálidos abrazos y besos sinceros, porque soy de las que piensa que debemos predicar con el ejemplo, porque nunca sabes quién te puede estar observando para aprender que los gestos sinceros existen. Porque lo más importante es sentirse bien con uno mismo, y sólo de este modo podremos dar tanto como queremos a los demás.
    En resumen, no cambies tu forma de ser por una acusación de frivolidad pues ¿qué hay más frío que la incapacidad de ver el amor?

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