Eterna Roma en su legado y mi corazón

lunes, 31 de agosto de 2009

Por amor

Aquella sonrisa se había borrado. Habían pasado dos años desde aquella velada en la playa que pasó junto a él. Aquella mágica noche en que se fotografíaron abrazados diez minutos después de que su amado le pidió salir. Ella arrodilló su vida ante él y lo trató como a un príncipe. Jamás le negó un te quiero ni le faltó al respeto. Se quitó de si misma para dárselo a él, pero el orgulloso príncipe fue atraído por una endiablada víbora devoradora de hombres.
Sentada entre la bañera y el lavabo, observando la foto sin lágrimas que derramar después de tres días de llanto y dolor insufrible. El sabor a vómito en su boca era un dulce aroma comparado al dolor en su pecho. Un dedo acaricia la foto desde el marco hasta el rostro de su engreído principito de ensueño.
Con suavidad, deja la foto frente a ella y apoya la cabeza en el lavabo mientras toma en su mano una pulida y brillante cuchilla. Una tímida lágrima resbala por su rostro cuando con ese objeto se acaricia la muñeca de su mano izquierda. Sus labios tiemblan, pero su vista no se aparta de esa imagen, ahora tan lejana. Un liviano frío recorre su muñeca cuando su diestra suelta la cuchilla empapada al suelo. El eco metálico se apaga en breve y en su boca se dibuja una sonrisa falsa. La luz se va desvaneciendo poco a poco mientras sus ojos se cierran para soñar eternamente con esa felicidad que una vez tuvo en su corazón.

1 comentario:

  1. Hola!
    que sorpresa volver a contactar contigo! el verano bien, descansando y sin mucho que hacer; cargando las pilas para el último año de facultad. Y el tuyo?

    ResponderEliminar