Que mi sangre salte al mar oscuro
y la tormenta sea suavizada.
Que todos sepan que no soy tan duro,
me siento incapaz de blandir ya espada.
Clamarán los grises lobos por mi carne
y durante la danza azul de truenos
saciarán su aullido y su hambre
en los confines lejanos y eternos.
Ahora me enfrentaré al espejo,
ahora márchate y déjame sólo,
es momento de mirar el reflejo.
Que me supera el llanto y el dolor,
postrándome de rodillas al suelo
y cortando con saña mi corazón.
Que bonitos los sonetos...me tocaron el alma.
ResponderEliminarPor cierto: nos tenemos un poco abandonaillos con respecto a los blogs no?? a partir de ahora intentaré pasarme más para leerte entre líneas.
Espero que todo bien.
Un beso
Mil gracias, Rosi ^_^
ResponderEliminarUn poquito abandonadillos, sí jajaja. Ambos debemos ponernos las pilas y mantener la dinámica tan buena que manteníamos anteriormente.
Todo muy bien, corazón. Mil gracias de nuevo
Dos besos
Son tristes, pero son preciosos, como siempre.
ResponderEliminarMe encanta ese toque que tienes en la poesía, tan pronto me llevas siglos atrás como me devuelves a la actualidad. Es tu sello de identidad.
Un beso, Aida.