Esta noche está más iluminada que mi interior. Ni tan siquiera noto mi cuerpo agitarse por la brisa helada que susurrante llega. Noto que estoy aquí sentado, pero que en realidad no estoy. Que estoy pensando en algo, pero que a la vez son tantos los pensamientos que a mi mente acuden que no soy capaz de atenderlos a todos. Mi propia voluntad se ha colapsado.
Vine aqui para encontrar un rincón de paz, pero es aquí donde mi mente me ha declarado la guerra. Traje una hoja de papel y un viejo lápiz con la punta muy desgastada. Aguardando quizá que alguna de vosotras, mis nueve musas, me inspiráseis. Aunque acuda a tí por ser mi favorita, oh preciosa Calíope, la de bello rostro.
Nada soy capaz de escribir. Busco un punto. Analizo e interpreto. Intento dar forma. Pero mis pensamientos se comportan como el agua y adquieren la forma de su recipiente. No me permite moldearla a mi antojo. Es frustrante. Me siento perdido en este mar de dudas. Hay tantas cosas que decir y tan pocas palabras con las que expresarme. Que tengo sed y hambre incluso después de saciarme. Que me siento extraño en mi propia casa. Que no encuentro ese pequeño rincón libre del corazón donde gozar libre de una vida en paz. Que muero y no muero porque vivo sin vivir. Que no llega el fin porque nunca me dijeron que ya había empezado.
Calíope, querida amiga, muéstrame el camino de la inspiración. Hazme ser de nuevo aquello que fuí en nuestras veladas nocturnas. ¿Te acuerdas, mi dulce musa? A la luz de las velas, escribiendo y escribiendo todas aquellas noches. ¡Cuántos momentos hemos pasado juntos tú y yo! ¡Qué felices momentos! Y mírame ahora. Nada...
Vine aqui para encontrar un rincón de paz, pero es aquí donde mi mente me ha declarado la guerra. Traje una hoja de papel y un viejo lápiz con la punta muy desgastada. Aguardando quizá que alguna de vosotras, mis nueve musas, me inspiráseis. Aunque acuda a tí por ser mi favorita, oh preciosa Calíope, la de bello rostro.
Nada soy capaz de escribir. Busco un punto. Analizo e interpreto. Intento dar forma. Pero mis pensamientos se comportan como el agua y adquieren la forma de su recipiente. No me permite moldearla a mi antojo. Es frustrante. Me siento perdido en este mar de dudas. Hay tantas cosas que decir y tan pocas palabras con las que expresarme. Que tengo sed y hambre incluso después de saciarme. Que me siento extraño en mi propia casa. Que no encuentro ese pequeño rincón libre del corazón donde gozar libre de una vida en paz. Que muero y no muero porque vivo sin vivir. Que no llega el fin porque nunca me dijeron que ya había empezado.
Calíope, querida amiga, muéstrame el camino de la inspiración. Hazme ser de nuevo aquello que fuí en nuestras veladas nocturnas. ¿Te acuerdas, mi dulce musa? A la luz de las velas, escribiendo y escribiendo todas aquellas noches. ¡Cuántos momentos hemos pasado juntos tú y yo! ¡Qué felices momentos! Y mírame ahora. Nada...
Parece que te huelo, pequeño, voy a buscar una continuación de lo que sea, para dejar de verme atrapada ahí...¿te parece?
ResponderEliminarSé bueno.
La bondad es algo relativo :D
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