Soy la morada
de aquellos viles tormentos,
de gritar a cuatro vientos
y buscar con la mirada
Encapuchada
en la penumbra de esta noche,
a doscientos con tu coche
y risa silenciada.
Soy un recuerdo
en el mar de la agonía,
de aburrido día a día,
de nulo sustento.
Amigo espectro,
de amistades que no brotan,
pues nacen más que rotas
y pisotean tus sueños.
Soy tu deseo
cuando sueñas con volar
y te rompes a llorar
porque no eres Odiseo.
Una caricia
suave como la seda
que aqui no se queda
debido a la malicia
Yo soy el dueño
de aquello que se calla,
esclavo de lo que habla,
el que ha tocado techo.
Y un suspiro
en cantos de sirenas,
que despiertas las aceras,
ahogándolas en ruido.
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