Tañir, tañir de campanas,
rugir y aullido de lobo,
el horror se hace mi dueño,
estoy débil como un cachorro.
Rayos de luna entran
entre las espesa arboleda,
frío y viento mecen las plumas
de mis alas negras.
La justicia da sentencia,
el castigo a mis pecados,
no tengo escapatoria,
mi fin: ser olvidado.
¡Ven a mí, San Gabriel,
pon fin a mi dolor!
¡Viejo compañero, dale,
dale paz al deshonor!
Haz justicia absoluta,
dame paz con espada,
ayuda a redimirme,
dame la paz deseada.
Es mi hora marcada,
tengo un miedo infame;
hora de pagar mi deuda,
mi deuda de sangre
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