Eterna Roma en su legado y mi corazón

domingo, 13 de septiembre de 2009

Madres

Una madre te educa y enseña. Te aplaude y sonríe. Te protege de todo, pues teme que todo te dañe. Siempre sale en tu defensa y para ella eres el mejor. Te abraza contra su pecho para que pase tu temor. Jamás come su plato si antes no estás saciado. Da sin dudar la vida por la tuya. Tus penas son las suyas. Tus heridas las sangra. Al vomitar sujeta tu pelo y cuando estás en la cama se mantiene a tu lado. Te acaricia la frente y ofrece el mejor cuidado. Una madre es una sorpresa en cada cumpleaños y en cada celebración. Siempre tiene palabras bonitas que decirte con sinceridad. Limpia si es preciso el mundo escalera a escalera con sus puños para que no te falte nada. Para ella eres lo primero y su orgullo.
Una madre es el tesoro más grande que se tiene.
Esos recuerdos que vuelven desde la niñez. Rememoran todo. Cuando forraba los libros con más ilusión que nadie. Cuando te ayudaba hasta donde sabía y a veces para ayudarte para sí misma aprendía. Cuando te llevaba al parque y empujaba tu columpio. Cuando en la playa no apartaba la vista de su niño. Cuando caías jugando y te raspabas las rodillas, con el mayor cuidado, cariño y arte te limpiaba la herida. Cuando cantabas de pequeñito y desde las butacas ella cantaba contigo. Cuando te llevaba de la mano alegre por la calle. Cuando te regalaba un juguete y su felicidad era aún más grande que la tuya. Cuando te daba un beso de buenas noches y dejaba la luz del pasillo encendida...
Una madre es el tesoro más grande que se tiene.

Sixto, hermano, este texto te lo dedico a tí

Por ella y vosotros

Siempre al pie del cañón, aquí me tienes

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