Eterna Roma en su legado y mi corazón

jueves, 27 de agosto de 2009

Duerme, querida


Ven a mis brazos. Hazte un hueco en mi pecho. Duerme y descansa. Bastante castigo lleva cargado tu espíritu. Ven, amada mía. Deja que yo seque tus lágrimas. Deja que te abrace y acaricie tu pelo. Permíteme que sea tu confidente. Permíteme que cuide de tí cada segundo de tus días. Susurrarte al oído sonriendo y que, tras una sonrisa y una mueca, me abraces más fuerte. No te sueltes, abraza más fuerte. Que los latidos de mi corazón vayan al compás del sonido del tuyo. Que ese "bum bum" no cese. Que jamás pare, pues es uno de los sonidos más bellos del mundo. Ahora abrázame aún más fuerte, quiero fundirme contigo para nunca jamás separarme de tí. Dame un beso, coloca tu cabeza entre mi cuello y mi pecho. Suspira profundamente y cierra los ojos. Sonríe con amplitud. Duerme. Duerme, amada mía

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