Eterna Roma en su legado y mi corazón

lunes, 10 de agosto de 2009

Mentes en duda

Abrir la puerta y ver sombras. Oscuridad y penumbra. La luna es nueva y nada se ilumina. Es tan tétrico que asusta. No es la calle, pues se le suma también tu mente nublada. Mueres, caes, ¿a dónde vas? Ni idea, compañero. Ni idea...
Muero lentamente, en un mundo marchito. Me ahogo en fuego y me quemo en agua. Nada tiene sentido. Me pierdo, no me encuentro. ¿Dónde estoy? ¿En qué punto me encuentro? Para este lugar el mapa es un folio en blanco. Reescríbelo. No soy Dios. ¿ah, no? Pues no, no lo soy...
Dolor. Dolor. Dolor. Dolor... ... ... Desconexión. Perdido, muerto y dolorido. Lágrimas ahogadas en un turbulento mar azulado con una liviana marejada que mece la cuna de la que no quise salir. Bella es la ignorancia y bella es la infancia. Bello es el recuerdo y dolorosa la añoranza. Falso es el deseo del retorno a ese punto, pero cierta es la envidia por aquellos sentimientos falsos de seguridad.
Felicidad, te busco y no te ecuentro. Tráemela. Devuélvemela si es que fue mia en algún momento. Si no lo fue, dámela. La amo...

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