Eterna Roma en su legado y mi corazón

lunes, 1 de julio de 2013

Vals de pies, danza de espadas

Vals de pies, danza de espadas... Hora tras hora de meditación y paz, con la única compañía de la luz de las velas y la voz interior. Tal es la relajación, que mi corazón parece palpitar con fuerza titánica. El corazón del frío monstruo... ¿Sentiría esto un duelista del "Siglo de Oro" justo antes de ser herido de muerte? ¿Es esa la paz de la que me hablaron? ¿Es esta esa paz de aquel que ha perdido el miedo al otro lado del Estigia? Así lo siento en este instante y creo que estoy listo para empuñar la espada ropera y enfrentarme al destino, sea cual sea este. Al fin empiezo a sentir la auténtica paz.
¿Por qué tan sombrío hablo? ¿He perdido la esperanza acaso? En absoluto. Me siento casi pleno en mí. Casi en paz con el mundo y conmigo mismo. Estoy cercano a mi meta. Es ahora cuando más esperanzas tengo y más luz en mi ser. Poco a poco, me voy comprendiendo a mi y al mundo. Todo es vals de pies y danza de espadas. Todo. Entre la belleza y la muerte es la senda del hombre, luz y oscuridad. ¿El mal es solo un punto de vista? Falso. El mal es tangible y devora almas para matar cuerpos. El mal no es ser alguien sombrío o distante. El mal siempre se presentará bello para que vosotros, pobres niños entrados en años, os dejéis seducir por sus mentiras disfrazadas. El mal miente y no se arrepiente, es su naturaleza.
Para nuestra suerte, incluso estando derrotados, siempre podremos ponernos en pie y frenarlo en cualquier instante con un "no" firme. Dejad entonces que os lata el corazón y os llene de vida y luz. No importa cómo os mostréis al mundo, sino como tratéis al mundo y os hable vuestra conciencia verdadera. El ser más corrompido también puede resurgir a la luz. ¡Incluso los "fríos monstruos" tienen corazón, pese a quien pese!

1 comentario:

  1. Me gusta leer este texto... Siento que tras un tiempo perdido en las tinieblas has comprendido que para que esa tiniebla o esa oscuridad exista también debe haber luz, una luz tangible y alcanzable. Una luz que en mayor o menor medida todos albergamos en nuestro interior, incluso los monstruos, como bien dices.

    Y sí... el mal es la más poderosa y también la más peligrosa de las armas en una batalla. Siempre dispuesto a truncar la carrera del más honrado de los caballeros.

    ResponderEliminar