Eterna Roma en su legado y mi corazón

lunes, 6 de septiembre de 2010

Noche desencajada

Esta noche será ideal:
estaremos abrazados,
fundidos en besos,
gozando nuestra paz.
Quizá no sean excelentes,
tal vez cuestionables;
los detalles del lugar
serán muy mejorables.
La luna nos iluminará,
no cien velas rojas;
serán lobos y silencio,
suave música no habrá.
No bailaremos en un salón
de hermoso y blanco marmol.
Yo no vestiré un esmoquin
ni tú un vestido largo.
Mi pelo estará alborotado,
tu uñas no estarán pintadas;
y, quizá, ambos emitamos
olor a perfume barato.
Esta noche tan desencajada
te propondré un juego:
tú serás mi oscura bruja
y yo tu fiel caballero.
¿Aquíen puede interesar
que no sea la mejor noche?
Para mí, si a tu lado estoy,
el resto no llega a importar.
No hay música, ni velas,
no hay detalles, ni glamour;
tan solo serán nuestros besos
bajo este cielo azul.

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