Eterna Roma en su legado y mi corazón

lunes, 27 de abril de 2009

Abuelo

Querido abuelo:

Siento no ser lo que siempre has esperado de mi. Siento que seamos tan distintos. Odio desear tus virtudes y que poseas las mías. Que siempre hayamos estado separados por el muro de tu orgullo y mi rabia. Que nuestras vivencias se hayan limitado a meras celebraciones familiares. Quizá yo debería haber sido más comprensivo o tú más cariñoso.
Te odio, pero te quiero con locura. Eres mi abuelo y de tí he aprendido una cosa muy importante: a usar la rabia propia con el trabajo duro y firme. Es un honor haber aprendido esto de tí. Tú que siempre has sido un rudo luchador toda la vida. Cúrate. Te suplico que te cures. No caigas. Aún no, querido abuelo. No puedes finalizar así y firmar un epitáceo tan amargo. Se fuerte, estamos contigo.

2 comentarios:

  1. Creo que..tienes algo que contarme.
    Admiro a la gente que puede tragar su orgullo, que admite que no todo es para Odiar.

    ResponderEliminar